PREFACIO PARA LA NUEVA EDICI�N DE 1918

Todo cuando en este libro se discute va dirigido hacia dos cuestiones fundamentales de la vida an�mica humana. La primera es si existe la posibilidad de concebir la naturaleza humana de tal manera que se muestre como base de todo lo que le llega al hombre a trav�s de la experiencia personal o de la ciencia, pero que no es explicable por s� mismo. Que la duda y el juicio cr�tico podr�an conducir a la esfera de lo incierto. La otra cuesti�n es: �puede el hombre, como ser volitivo, atribuirse la libertad, o es �sta s�lo una ilusi�n que surge en �l, porque su mirada no percibe los hilos de la necesidad que mueven su voluntad, como ocurre con cualquier fen�meno de la Naturaleza?. No es una trama de conceptos artificiales lo que provoca esta pregunta. Surge de manera natural ante el alma en determinado estado. Y uno siente que al alma humana le faltar�a algo de su verdadero ser si no llegara a poner ante s�, con la mayor seriedad, las dos posibilidades: libertad o necesidad de la voluntad. En este libro se intenta mostrar que las experiencias del alma que provoca la segunda cuesti�n en el hombre, dependen del punto de vista que sea capaz de adoptar frente a la primera. Se intentar� demostrar que s� existe una concepci�n de la naturaleza humana sobre la que puede basarse todo el conocimiento. Y adem�s, que con esta concepci�n se alcanza una justificaci�n total de la idea de la libertad de la voluntad, si primero se encuentra la esfera del alma en la que puede desenvolverse la libre voluntad.

La concepci�n a la que nos referimos en relaci�n con estas dos cuestiones es tal que, una vez asimilada, puede convertirse en parte integrante de la misma vida an�mica activa. No se dar� una respuesta te�rica que, una vez asimilada, quede como mera convicci�n guardada en la memoria. Para el modo de pensar sobre el que se basa este libro, una respuesta as� ser�a solamente una contestaci�n aparente. No se da una respuesta final y cerrada, sino que se apunta a una esfera de la vida an�mica en la que, la actividad interior del alma misma da, en todo momento en que el hombre lo necesite, una respuesta viva a su pregunta. A quien descubre la esfera del alma en la que se desenvuelven estas cuestiones, la contemplaci�n verdadera de esta esfera le proporciona lo que necesita para la comprensi�n de estos dos enigmas de la vida. Y con el conocimiento que adquiere puede adentrarse m�s profundamente en el enigma de la vida, seg�n la necesidad y el destino le motiven.

Con todo ello creo que queda demostrado que existe de hecho un conocimiento que prueba su justificaci�n y validez por su propia vida y por su afinidad con toda la vida an�mica del hombre.

As� es como conceb� el contenido de este libro al escribirlo hace veinticinco a�os. Tambi�n hoy tengo que volver a escribir estas frases si quiero caracterizar las principales ideas de este libro. En la primera versi�n de entonces me limit� a no decir m�s que aquello que en el sentido m�s estricto se relaciona con las dos cuestiones fundamentales. Si alguien se extra�a de que en este libro no se encuentre ninguna referencia al campo de las experiencias espirituales descritas en mis libros posteriores, debe tener presente que no era entonces mi intenci�n dar una descripci�n de los resultados de la investigaci�n espiritual, sino que primero quise poner el fundamento sobre el que pueden basarse tales resultados. Esta “Filosof�a de la Libertad” no contiene ni resultados espec�ficos de ese tipo, ni resultados especiales de la ciencia natural; pero lo que contiene es algo de lo que, en mi opini�n, no puede prescindir quien aspire a construir un fundamento seguro para tales conocimientos. Lo que se dice en este libro puede ser aceptable incluso para aquellas personas que por motivos personales no se interesan por los resultados de mi investigaci�n espiritual. Sin embargo, lo que aqu� se intenta demostrar puede ser importante tambi�n para aqu�l a quien los resultados cient�fico-espirituales atraigan. Esto es: demostrar que la observaci�n imparcial que abarca simplemente las dos cuestiones descritas, fundamentales para todo conocimiento, conduce a la convicci�n de que el hombre vive verdaderamente en un mundo espiritual. En este libro se intenta justificar el conocimiento del mundo espiritual antes de entrar en la experiencia espiritual. Y esta justificaci�n se expone de tal manera que, para encontrar aceptable lo que aqu� se dice, no es necesario hacer referencia a lo largo de la exposici�n a experiencias, cuya validez he mostrado m�s tarde, siempre que uno quiera o pueda seguir el desarrollo de estas exposiciones.

Por lo tanto, me parece que este libro, por un lado ocupa un lugar totalmente aparte de mis escritos esencialmente cient�fico-espirituales; y por otro, que se halla estrechamente vinculado con ellos. Todo esto me ha inducido ahora, despu�s de veinticinco a�os, a volver a publicar el contenido de este libro, sin introducir casi ning�n cambio en lo esencial. S�lo he a�adido suplementos a un n�mero de cap�tulos. Las experiencias que he tenido con respecto a interpretaciones err�neas de mis ideas, han hecho que me parecieran necesarias dichas ampliaciones. S�lo he cambiado lo que me ha parecido que no estaba expresado con suficiente claridad hace veinticinco a�os. (Solamente alguien mal intencionado lo interpretar�a como un cambio en mi convicci�n fundamental).

El libro est� agotado desde hace muchos a�os. A pesar de que, como se desprende de lo dicho anteriormente, me parece que hoy debe decirse sobre los problemas mencionados lo mismo que hace veinticinco a�os, he dudado durante largo tiempo sobre la preparaci�n de esta nueva edici�n. Me preguntaba si en ciertos pasajes no deber�a discutir las numerosas ideas filos�ficas que han aparecido desde la primera edici�n de este libro. La dedicaci�n a las investigaciones puramente espirituales en los �ltimos tiempos me ha impedido hacerlo en la forma que hubiera deseado. Pero despu�s de ocuparme detenidamente con el trabajo filos�fico de nuestro tiempo, me he convencido de que, por m�s interesante que pudiera ser una discusi�n de este tipo, no debe incluirse dentro del contenido de mi libro. Sin embargo, lo que me ha parecido necesario decir sobre las nuevas corrientes filos�ficas, desde el punto de vista de “La Filosof�a de la Libertad” , se encuentra en el segundo tomo de mi obra “Enigmas de la Filosof�a”.1

Rudolf Steiner

Abril 1918


1 "R�tsel der Philosophie".